EL SALVADOR. Como cualquier otro comprador entró en la tienda de ropa, pero antes que avanzara en su silla de ruedas más de un metro, una empleada lo detuvo y le dijo:
“Lo siento, aquí no se puede entrar a pedir limosna”. El caso de este ciudadano salvadoreño no es único, según Maritza Melara, directora del área de Personas con Discapacidad de la Secretaría de Inclusión Social (SIS), hay casos en los que no se les presta la atención que se les da a otros consumidores,
“en razón de su discapacidad
Comentario
Es muy triste que al tener una discapacidad física automáticamente una persona sea rechazada y maltratada moralmente por la sociedad y no se tenga en cuenta la ley de Equiparación que promueve la igualdad bajo la premisa de que debe haber las mismas oportunidades en los distintos ámbitos de la sociedad, de tal forma que todas las personas se desenvuelvan con la mayor autonomía posible.
Como podemos valorar a una persona discapacitada; sin no estar en su condición, donde sufre atropellos a diario y sufrimientos al no encontrar comodidad para desplazarse y ser atendido, sin sentirse rechazado por su problema físico... solo espero que nos quede de reflexión que todos tenemos los mismos valores a pesar de que algunas personas tengan problemas físicos; por un momento pongámonos a pensar en la situación tan triste que vive una persona discapacitada al sentir rechazo por la sociedad.
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